Este reportaje fue publicado en colaboración con Univision.
Introduction
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Un cartero de 43 años de la zona rural de Texas les tiene pavor a las próximas dos semanas. No porque sea la época del año de mayor actividad para el Servicio Postal de Estados Unidos, sino porque le preocupa no cobrar todas las horas extra que va a trabajar.
Ha estado laborando unas 12 horas adicionales a la semana desde que comenzó la pandemia a principios de 2020. Asegura que no ha recibido su sueldo completo al menos media docena de veces. En una de esas, en la temporada navideña del año pasado, aparecía, incorrectamente, que había trabajado cero horas, dijo.
Otros trabajadores postales afirman sentirse igualmente preocupados de que no les paguen lo debido durante las vacaciones navideñas. Un cartero de Chicago a punto de jubilarse; una madre de tres adolescentes en el norte de Nueva York; un padre de Minnesota que rara vez llega a casa a tiempo para cenar, son algunos de ellos.
Aproximadamente dos docenas de carteros de 10 estados le dijeron al Center for Public Integrity que planean trabajar horas extras en las semanas previas a la Navidad, y la mitad dice que ha tenido dificultades para cobrar todas las horas que trabajaron en los últimos meses. Algunos culpan a sus supervisores de haber borrado las horas trabajadas de sus tarjetas para evitar el pago de horas adicionales, que deben pagarse a un 50% más según la ley federal.
En algunos casos, los carteros dicen que el Servicio Postal les debe dinero porque no ha actualizado el tiempo que tarda repartir el correo en todas las rutas rurales desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, que provocó un fuerte aumento de las compras en línea y una avalancha de paquetes para repartir. A la mayoría de los carteros rurales se les paga por la cantidad de horas que generalmente tarda entregar el correo en sus rutas, no por el tiempo que realmente les toma. También pueden ganar horas extras haciendo rutas adicionales en su tiempo libre.
Cientos de gerentes han sido sorprendidos modificando ilegalmente las tarjetas de tiempo de los carteros para que parezca que trabajaron menos horas que las que realmente trabajaron, reduciendo así sus sueldos, según una investigación del Center for Public Integrity publicada en agosto. La organización de noticias obtuvo un lote de resúmenes de laudos arbitrales privados de la última década. Los supervisores rara vez fueron castigados por engañar a los empleados.
“Es muy duro seguir en un lugar que respeta tan poco a su gente y en el que tienes que luchar para que te paguen el trabajo que haces”, dijo el cartero de Texas, que, al igual que otros empleados del Servicio Postal entrevistados para este reportaje, le pidió a Public Integrity que ocultara su nombre por miedo a las represalias de sus supervisores.
Una vocera del Servicio Postal, Darlene Casey, dijo que la agencia no aprueba los cambios indebidos en las tarjetas de tiempo y se toma en serio estas acusaciones.
“Esta postura se les hace saber a los empleados postales directamente a través de las autoridades de correos, incluyendo el vicepresidente de operaciones de entrega, que periódicamente emite las políticas relacionadas con la administración apropiada de tarjetas de tiempo para los supervisores”, escribió Casey en una declaración a Public Integrity. “Además, el Servicio Postal continúa mejorando sus tecnologías y procesos de tiempo y asistencia para brindar una mayor supervisión de las prácticas de registro de tiempo y aumentar el conocimiento de los empleados sobre sus propias horas de trabajo”.
Sin embargo, algunos gerentes siguen cambiando las tarjetas de tiempo de los empleados, incluso después de que los mediadores les han ordenado que dejen de hacerlo, según docenas de carteros y documentos privados de arbitraje compartidos recientemente con Public Integrity. En San José, California, por ejemplo, una mediadora amonestó a principios de este año a los gerentes del Servicio Postal por ignorar su orden de dejar de engañar a los carteros con el sueldo. Calificó su comportamiento de “deliberado y deshonesto”.
Los registros de arbitraje privados y las anécdotas personales sólo revelan una parte del problema. No incluyen las reclamaciones por robo de salarios resueltas entre la agencia y los sindicatos postales antes de llegar al arbitraje. Y tampoco muestran todas las veces que el robo de salarios no se denuncia, ya sea porque los empleados tienen miedo de denunciar o porque no entienden las complejas normas salariales de la agencia.
“La gente trabaja tanto que no tiene tiempo para descansar o comer, y mucho menos para comprobar si su tarjeta de tiempo o su sueldo son correctos”, escribió una cartera de Minnesota, que ha presentado más de dos docenas de quejas ante su sindicato local desde el comienzo de la pandemia.
En su caso, dijo, la agencia no estaba pagando el aumento debido al costo de vida que le correspondía, según el contrato sindical. Afirmó que finalmente le pagaron ocho meses después de presentar la primera queja. Al igual que muchos otros carteros que se pusieron en contacto con Public Integrity, la cartera dijo que asume que el Servicio Postal le pagará de menos durante el apogeo de la fiebre navideña.
‘El cumplimiento no es opcional’
En febrero, la mediadora Nancy Hutt se exasperó con el Servicio Postal tras dos días de audiencias a puertas cerradas en una oficina de correos de San José. Un delegado sindical había llevado 11 carpetas con copias de las hojas de asistencia de los empleados, que mostraban que los supervisores de las oficinas de correos de Silicon Valley seguían cambiando las tarjetas de tiempo de los carteros para pagarles de menos.
Aproximadamente un año y medio antes, en septiembre de 2019, Hutt había revisado evidencia según la cual los supervisores de las 12 oficinas de correos de San José habían manipulado indebidamente las horas de los empleados durante al menos tres años, y le habían pagado cientos de miles de dólares de menos al personal.
En un laudo arbitral jurídicamente vinculante, Hutt les ordenó a los supervisores del Servicio Postal que les devolvieran el sueldo a los carteros y que dejaran de cambiar las tarjetas de tiempo sin su aprobación. También exigió que todos los gerentes involucrados se capacitaran nuevamente sobre el uso correcto del sistema de control de horarios.
El robo de tiempo, sin embargo, no se detuvo, según una segunda decisión de arbitraje que emitió en abril, obtenida recientemente por Public Integrity.
Jeff Frazee, un defensor de arbitraje sindical de la Asociación Nacional de Carteros, le dijo que había encontrado 4,510 violaciones de las tarjetas de tiempo en los meses posteriores a su decisión original, según un resumen de las conclusiones de Hutt. Los documentos de Frazee mostraron que los gerentes seguían marcando la salida de empleados que todavía estaban entregando el correo o cambiaban las hojas de asistencia para indicar que terminaban de trabajar antes. En un caso, un gerente hizo parecer que un empleado se había tomado una licencia no remunerada, en un día en el que trabajó un turno completo.
Además de eso, un representante del sindicato dijo en la audiencia de arbitraje que el Servicio Postal no podía aportar pruebas de que había capacitado nuevamente a los gerentes en el uso del sistema de control de horarios. Y los carteros de siete oficinas de correos de San José acusaron a los supervisores de presionarlos para que firmaran documentos que aprobaban los cambios en las tarjetas de tiempo de hacía años, a pesar de algunas de sus objeciones.
Un representante de Correos le dijo a la mediadora que la agencia había cumplido con la decisión de arbitraje anterior y que todo el dinero que se les debía a los carteros había sido pagado antes del 8 de enero de 2021 — una suma que alcanzó los $571,520 dólares.
Tras dos días de testimonios, Hutt determinó que el Servicio Postal había ignorado en gran medida sus órdenes. Describió el fraude continuado con las tarjetas de tiempo como “intencionado, repetitivo y escandaloso”.
“El cumplimiento no es opcional”, escribió en su decisión de abril. “La gerencia no tiene la opción de elegir”.
Una vez más, Hutt les ordenó a los supervisores que pusieran fin a la conducta ilegal y pagaran lo debido a los empleados. No está claro si el Servicio Postal ha cumplido sus órdenes.
Casey, la vocera de USPS, declinó responder preguntas sobre el caso de San José.
Ernie Arrañaga, presidente del sindicato local de carteros de San José, no respondió a una solicitud de comentarios.
Maverick Tran, un ex cartero que trabajó en San José durante siete años, afirmó que una dirigente del Servicio Postal se disculpó con el personal durante una breve reunión antes de que Tran renunciara en julio.
“Dijo algo así como ‘siento la falsificación de los relojes de registro’ y que no debería ocurrir y están haciendo todo lo posible para que no vuelva a suceder”, recordó Tran, refiriéndose a los registros de entrada y salida en el sistema de control de horarios. “Pero siempre han dicho eso. No sonó sincero”.
Tran dijo que sus antiguos jefes a menudo marcaban su salida antes de que realmente terminara de trabajar, y que renunció en julio porque no quería pasar otra temporada navideña entregando el correo hasta altas horas de la noche y perdiéndose las reuniones familiares. Afirmó que está en contacto con algunos de sus antiguos compañeros de trabajo, que le dicen que los gerentes siguen cambiando las tarjetas de tiempo, sólo que no con la misma frecuencia que antes. Espera que estas fiestas no sean tan duras para ellos.
“Honestamente, no sé qué va a pasar”, dijo Tran, quien ahora trabaja en la línea de ensamblaje de una fábrica de dispositivos médicos. “Probablemente será caótico”.
La prueba navideña que se avecina
La pasada temporada navideña fue verdaderamente caótica. El número de paquetes enviados a través del Servicio Postal se disparó un 37% en comparación con el máximo del año anterior, pues la pandemia obligó a los estadounidenses a realizar sus compras navideñas por internet. El Servicio Postal ya estaba falto de personal, con una alta rotación de empleados, y los carteros se tomaron más días por enfermedad de lo habitual a medida que se extendía la pandemia. Los paquetes se acumularon en los centros de procesamiento de correo de todo el país, lo que retrasó las entregas hasta 17 días.
El Servicio Postal dijo que esta vez está preparado y tiene previsto contratar a unos 40,000 empleados temporales hasta finales de año, lo que representa un aumento del 33% en comparación con el año pasado.
El inspector general del Servicio Postal, que actúa como fiscalizador independiente de la agencia, sugirió que podría ser difícil de lograr.
“Aunque el Servicio Postal pudo contratar el número previsto de empleados temporales en la última temporada alta, se quedó corto los dos años anteriores”, según un informe de auditoría publicado en noviembre.
El reporte no mencionó la preocupación de los empleados actuales por cobrar las horas extras que registran.
“Siento que la gerencia pondrá todas las excusas posibles para no pagar las horas extras”, escribió un cartero rural de Florida que lleva 17 años trabajando en la agencia, en respuesta a una encuesta que Public Integrity envió a los carteros de USPS.
Un antiguo cartero de Chicago, que ha estado trabajando de 10 a 20 horas extras cada semana durante la pandemia, dijo que el robo de salarios sigue ocurriendo.
“Les van a robar a los trabajadores cambiando las horas de los relojes y encontrando cualquier cantidad de excusas para decir que las horas extras no eran necesarias y no debían haberse pagado”, escribió en respuesta al cuestionario de Public Integrity.
El cartero de Texas, por su parte, dijo que espera que no le paguen lo debido en las próximas semanas. “Sólo es una cuestión de cuándo”, dijo.
En la pasada temporada navideña, tuvo que pedir un préstamo de $4,000 dólares para pagar su hipoteca y otras facturas, porque una de las nóminas mostraba erróneamente que había trabajado cero horas, dijo. Al final le devolvieron lo que le debían, pero el Servicio Postal no le reembolsó los intereses que pagó por el préstamo, afirmó.
Lograr que se devuelva el sueldo debido es un proceso que suele durar entre cuatro y cinco meses después de presentar una queja ante el sindicato postal, dijo. Eso sin contar el tiempo que se tarda en llenar el papeleo de cada reclamación.
“¿Quién me va a pagar esas horas?”, preguntó. “Nadie”.
Su último sueldo del año debe ser entregado en Nochebuena.
Ashley Clarke y Alex Eichenstein de Public Integrity contribuyeron a este informe.
Alexia Fernández Campbell es reportera senior del Center for Public Integrity. Puede ponerse en contacto con ella por Twitter en @Alexia Campbell o escribiendo al acampbell@publicintegrity.org.
Univision tradujo la versión en español de este artículo.
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